viernes, 6 de septiembre de 2013

y entonces.

  • El corazón es el músculo que nos mantiene vivos a una media de 80 pulsaciones por minuto hay veces que nos jugamos las pasadas y los latidos se disparan. Nuestro corazón reacciona con energía a la primera señal de alerta ante la posibilidad de perder la vida. Reacciona frente a las alteraciones emocionales que altera el estrés.
    Al percibir una ansiedad que nos provoca una alegría inesperada, también reacciona ante el miedo a quedarnos solos o ante la mala leche que se te pone cuando tu vida empieza a entrar en un callejón sin salida.
    Nos pasamos la vida dándole vueltas a la cabeza no paramos de buscar razones inteligentes para hacer lo que queremos y también para justificar por que no lo hacemos, y en esta búsqueda entre razón y razón, olvidamos que lo que perseguimos siempre ha estado ahí al alcance de la mano hasta conseguir el ritmo que marca el latido de nuestro corazón.
    Nuestro corazón nos alienta nos enseña a darlo todo a renunciar a todo por las personas que queremos.
    El corazón se empeña en mantenernos siempre vivos. Si notamos que se acelera es porque vamos por el buen camino, el corazón nos mantiene vivos cuando nos empeñamos en sacar fuerzas de flaqueza y asumimos que sin riesgo no hay gloria. 
    Tomar decisiones difíciles es elegir alejarnos cuando queríamos estar cerca. Liberar de sus ataduras a los que queremos tan solo se puede hacer siguiendo los pasos dictados del corazón. 
    Si notamos que nuestro corazón se acelera ábrenos encontrado un nuevo motivo para vivir y entonces la vida te cambia.
    Las malas acciones que cometemos casi nunca quedan impunes sobre todo porque después de cada una de ellas, aparece la sombra de la culpa. Aunque la culpa también tiene sus ventajas se puede convertir en una excelente manera de no afrontar el presente o de ganarse la compasión de los que te rodean aún así no es un sentimiento agradable por eso cuando alguien nos pide algo que no queremos hacer dudamos antes de negarlo, porque tenemos experimentales terribles en tenerlos y cuando nos liberamos de ello nos permite ser quien realmente éramos.

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